Miopía: ¿Son los genes o los malos hábitos?

¿Te han dicho alguna vez que la miopía es cosa de familia? Que si tu madre o tu padre llevan gafas, estás condenado a hacerlo también.

¿Qué si te acercas mucho al ordenador o al móvil, ya no hay vuelta atrás?

Bien, pues hoy vengo a desmontar ese mito y a mostrarte que, aunque la genética tiene un papel importante, hay más factores en juego que podrías estar ignorando.

La miopía, esa incomodidad visual que hace que veamos borroso de lejos es cada vez más común. De hecho, hay lugares en el mundo, como es el caso de China, donde ya el 80% de los estudiantes de grado medio son miopes.

Asi que, la pregunta del millón es: ¿es completamente culpa de tus genes o nos estamos ganando a pulso esa miopía con nuestros hábitos diarios?

Vamos a hablar de lo que no te cuentan.

Y también, claro, de cómo puedes mejorar tu visión con ejercicios y cambios que te ayudarán a vivir una vida más enfocada.

La herencia genética y la miopía: ¿Qué parte de verdad hay?

Es cierto que la genética influye. Si uno de tus padres tiene miopía, tus posibilidades de desarrollarla son mayores. Si ambos la tienen… bueno, prepárate, porque las probabilidades son aún más altas. Sin embargo, lo que no te han contado (o no te han contado lo suficiente) es que la genética no es el único factor en juego. Y, de hecho, el estilo de vida que llevas puede estar potenciando o incluso activando esos genes miopes.

¿Qué significa esto?

Que sí, tienes una predisposición genética a la miopía, pero no es una condena.

Tus hábitos, tus actividades diarias, e incluso el ambiente en el que vives pueden determinar si esos genes “se encienden” o no.

La epigenética y el impacto del entorno

Esto tiene que ver con la epigenética, que es como el interruptor maestro que decide si ciertos genes se activan o se quedan tranquilos.

Aunque tengas genes miopes, si no los “enciendes” con ciertos hábitos (o los apagas con otros), tu visión podría mantenerse en mejor estado.

La epigenética nos muestra que la naturaleza y el entorno trabajan juntos.

Entonces, ¿qué significa esto para la miopía?

Que tu estilo de vida moderno, tu relación con las pantallas, la falta de luz natural y los hábitos visuales poco saludables son como darle una palmada en la espalda a esos genes e impulsarles a activarse y expresarse.

Así que, ¿podemos culpar solamente a la genética?

La respuesta corta es NO.

Factores ambientales: ¿Cómo te estás ganando la miopía?

Ahora que hemos aclarado que los genes no son los únicos culpables, hablemos de cómo tú mismo podrías estar contribuyendo al desarrollo de la miopía con tus hábitos diarios.

Ojo, no es para que te sientas mal, sino para que tomes el control y empieces a cuidar tu visión desde hoy.

Este es probablemente el factor número uno de por qué tanta gente desarrolla miopía hoy en día. Ordenadores, móviles, tablets, televisión… estamos rodeados de pantallas.

Y nuestros ojos no están diseñados para enfocar de cerca durante tantas horas seguidas.

Pasamos horas trabajando, estudiando o simplemente entreteniéndonos, mirando una pantalla a menos de 30 centímetros de distancia. Si hacemos esto durante años, es normal que nuestros ojos se adapten a esa corta distancia y, cuando intentamos mirar más allá, ya no responden igual.

Es decir, les cuesta volver a su posición de reposo fisiológico.

Esta es una de las causas más comunes de la miopía adquirida, que no tiene tanto que ver con la genética y mucho más con el uso excesivo de la visión cercana.

Nuestros antepasados pasaban mucho tiempo al aire libre, bajo la luz del sol. Pero hoy en día, la mayoría de nosotros pasamos gran parte del día en interiores.

¿Sabías que la luz natural es fundamental para el desarrollo adecuado de los ojos? La exposición a la luz del sol ayuda a que los ojos crezcan y se desarrollen de manera saludable.

Varios estudios han demostrado que los niños que pasan más tiempo al aire libre tienen menos probabilidades de desarrollar miopía que aquellos que pasan todo el día en interiores.

Y, si pensamos en los adultos, también pasa lo mismo. Así que, si vives encerrado entre cuatro paredes y las únicas veces que tus ojos ven la luz del día es a través de la pantalla de tu móvil, ¡es hora de salir a que te dé un poco el sol!

Cuando éramos niños, siempre nos decían que no nos acercáramos tanto al libro.

Y tenían razón.

Pasar mucho tiempo mirando objetos muy cercanos, como libros, móviles o pantallas, genera una tensión ocular innecesaria que contribuye al desarrollo de la miopía. Esto se debe a que los músculos que controlan el enfoque del ojo están trabajando constantemente para mantener la nitidez a corta distancia, y con el tiempo, este esfuerzo puede hacer que se vuelvan menos flexibles para enfocar de lejos.

El estrés crónico, tanto físico como mental, afecta a nuestros ojos más de lo que creemos.

Cuando estamos estresados, tendemos a entrecerrar los ojos o a forzar la vista, lo que contribuye a que los músculos oculares se tensen. A largo plazo, esto puede afectar a nuestra capacidad de ver claramente.

Además, la falta de sueño afecta a la salud visual. Durante el sueño, los ojos tienen la oportunidad de descansar y recuperarse del esfuerzo del día. Si no descansamos lo suficiente, es como si nunca dejaras que tu móvil cargue completamente.

Así que, ¿quieres mejorar tu visión? No te olvides de dormir lo necesario.

¿Qué Puedes Hacer para Evitar o Mejorar la Miopía?

La buena noticia es que, aunque la miopía esté ahí (o amenazando con aparecer), hay mucho que puedes hacer para detener su avance o incluso revertirla en ciertos casos.

Aquí te doy algunas soluciones prácticas que puedes empezar a aplicar desde hoy:

Una de las técnicas más simples pero efectivas es la regla del 20-20-20. Cada 20 minutos de trabajo cercano, mira a un objeto que esté a 20 pies de distancia (unos 6 metros) durante al menos 20 segundos. Esto ayuda a relajar los músculos oculares y a prevenir la fatiga visual.

Además, puedes incorporar pequeños ejercicios de yoga ocular para mejorar la flexibilidad y la fuerza de los músculos oculares.

¡Sal fuera!

Aunque sea solo por unos minutos al día, la luz natural es esencial para tus ojos. Si tienes la oportunidad, trabaja cerca de una ventana o sal a caminar durante tu pausa.

La luz solar ayuda a regular el crecimiento del ojo y previene el desarrollo de la miopía.

El yoga ocular es una técnica maravillosa para entrenar los músculos de los ojos y mejorar la visión de forma natural. Aquí te dejo un ejercicio sencillo que puedes hacer en casa:

  • Palmeo: Cierra los ojos y frota las palmas de tus manos hasta que generen calor. Luego, colócalas suavemente sobre tus ojos cerrados durante un par de minutos. Esto relaja los músculos oculares y alivia la fatiga.
  • Rotaciones oculares: Gira los ojos lentamente en círculos, mirando hacia arriba, luego hacia la derecha, hacia abajo y hacia la izquierda. Luego, hazlo en sentido contrario. Esto ayuda a fortalecer los músculos oculares y a mejorar la flexibilidad del enfoque.

Practicar técnicas de relajación y meditación puede ser clave para reducir el estrés ocular.

El estrés visual y el general están más conectados de lo que pensamos. Así que no solo cuides tus ojos, ¡cuida tu mente!

Intenta reducir el tiempo que pasas frente a las pantallas y asegúrate de que estás manteniendo una distancia adecuada de ellas.

También asegúrate de que tu postura es la correcta, con la pantalla a la altura de los ojos y una luz adecuada en la habitación.

Conclusión: ¿Genética o Hábitos?

Aunque la genética puede ponerte en desventaja en cuanto a tu visión, no todo está perdido. Tus hábitos diarios tienen un impacto enorme en el desarrollo o la progresión de la miopía.

Entonces, ¿te estás ganando la miopía a pulso?

Bueno, puede ser que sí… ¡pero también está en tus manos mejorar tu visión!

Con pequeños cambios y ejercicios visuales, puedes cuidar tus ojos de manera natural y decirle adiós a la progresión de la miopía.

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Juntos, podemos entrenar tus ojos y mantener tu visión clara y saludable.

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